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VAGINITIS

VAGINITIS
La vaginitis tiene múltiples causas y variedades de presentación. Dadas las características particulares de la vagina (humedad, espacio anaerobio, cercanía al recto, respuesta y dependencia hormonal) la mayor parte de las mujeres tendrá al menos un episodio de vaginitis en su vida.
Por Dr. Ricardo Gómez Betancourt*
Equipo Editorial de MIS NIÑOS Y YO

¿Qué es la vaginitis?
Es la inflamación de la vagina. En muchos casos también se presenta inflamación del cuello uterino y vulva (labios menores y mayores y zonas circundantes). Cuando se piensa en vaginitis automáticamente se liga con infección, pero existen causas no infecciosas irritativas, alérgicas y auto inmunes, así como falta de hormonas (atrófica de la menopausia).
¿A qué edad de la mujer ataca?
Puede hacer presencia en la infancia y adolescencia . En la edad reproductiva femenina se ve el mayor número de mujeres afectadas. Hay variedad de agentes y condiciones causales de la vaginitis, vulvovaginitis, cervicovaginitis y vulvitis como uso de hormonas y anticonceptivos hormonales, susceptibilidad individual, embarazo, actividad sexual, enfermedades de transmisión sexual, el rol del hombre, vestimenta, higiene personal y enfermedades como la diabetes y situaciones de inmunosupresión o pérdida de las defensas. La vaginitis también se presenta en la perimenopausia y menopausia.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas cardinales de las afecciones del tracto genital inferior femenino (cuello uterino, vagina y vulva) son flujo vaginal, prurito (picazón) o irritación vulvo-vaginal y mal olor local
¿Por qué aparece?
Dadas las características de la vagina (humedad, espacio anaerobio, cercanía al recto, respuesta y dependencia hormonal) la mayor parte de las mujeres tendrá al menos un episodio –o varios– de este problema en su vida.
CAUSAS INFECCIOSAS
Se deben a colonización excesiva por hongos, alteración en la flora vaginal normal, infección por parásitos, bacterias o virus.
* Candidiasis: es una infección por hongos del tipo Candida albicans y una de las causas más frecuentes de vaginitis en la mujer, especialmente en edad reproductiva. Aunque hombres y mujeres pueden transmitirla por contacto sexual, no se la considera una enfermedad de transmisión sexual ya que el hongo coloniza normalmente el recto de muchas personas sanas. Como el hongo ya está presente, sólo hace falta algún estímulo para que tenga un desarrollo excesivo y comience a producir síntomas: aparece un flujo vaginal parecido a la leche cortada –grumoso, blanco y sin olor–, muy pruriginoso (pica mucho).

Las causas más frecuentes de su aparición son embarazo, uso de hormonas femeninas (anticonceptivos, reemplazo hormonal), diabetes mellitus, duchas vaginales, antibióticos, uso sostenido de prendas intimas (muy ajustadas) de material sintético, humedad local y factores personales de susceptibilidad al hongo. Aunque la picazón es externa, la afección es básicamente intravaginal y si sólo se trata la vulva, mejora la sintomatología pero no se cura la vaginitis. Se debe consultar al ginecólogo y no automedicarse. Debe tratarse la pareja.
* Vaginosis bacteriana: se considera un desbalance de la flora vaginal normal. Usualmente la vagina contiene una población predominante de bacterias llamadas lactobacilos acidofilos que mantienen ácido el pH vaginal para evitar el crecimiento de otras bacterias que viven en números pequeños dentro de la vagina. Si disminuye la concentración de lactobacilos, otras bacterias podrán crecer y generar flujo vaginal grisáceo o amarillento no pruriginoso (no pica) con olor a Aminas (parecido al pescado). Esta condición se ve con frecuencia similar a la producida por hongos y también se asocia al uso de antibióticos, desbalances hormonales, duchas vaginales, aseo anal incorrecto después de evacuar, coito anal, uso prolongado de tampones, etc. Tampoco se considera una infección de transmisión sexual y sólo la mujer requiere tratamiento.
* Tricomoniasis: infección causada por un parásito unicelular llamado Tricomonas vaginalis. Como este organismo no se considera un colonizador normal del ser humano, se incluye dentro de la categoría de enfermedades de transmisión sexual. Este parásito sirve como marcador de relaciones con tendencia a la promiscuidad y puede asociarse (al menos como marcador de riesgo) a otras enfermedades como gonorrea, sífilis y sida. En este caso es imperativo tratar a la pareja y descartar la presencia de otras infecciones. Presenta flujo vaginal amarillento muy pruriginoso con olor a Aminas ("pescado").
* Gonorrea: es una enfermedad de transmisión sexual producida por el gonococo. Aunque puede pasar inadvertida en muchos casos, ocasionalmente produce un flujo vaginal purulento con inflamación severa del cuello uterino. Se debe tratar a la pareja y descartar otras infecciones. Si no se atiende con rigurosidad puede generar lesión y destrucción de los órganos reproductivos internos, infertilidad, peritonitis y, ocasionalmente, la muerte.
* Cervicitis no gonococica: es muy parecida a la cervicitis gonococica pero sin el gonococo. En su lugar encontramos otra bacteria llamada Clamidia. Aunque su desarrollo es más solapado, esta bacteria es causa frecuente de infertilidad por lesión de las trompas de Falopio y ocasionalmente de infecciones y abscesos pélvicos. Debe tratarse a la pareja.
* Sífilis: aunque no provoca una vaginitis como la descrita, es importante mencionarla ya que produce úlceras vulvo-vaginales que pueden infectarse secundariamente y producir flujo vaginal. Su importancia radica en que una vez sanada la ulcera, la paciente descarta la presencia de enfermedad y no recibe tratamiento adecuado, cuando en realidad la bacteria (Treponema pallidum) ha pasado a otros órganos y en 2 a 10 años generará lesiones graves en las grandes arterias del cuerpo y el sistema nervioso central.
* Herpes virus: las lesiones herpéticas vulvovaginales se manifiestan por la presencia de vesículas pequeñas (1-2 mm) de base rojiza y sumamente dolorosas (arden muchísimo). Una vez adquirida, la infección permanecerá por muchos años (si no de por vida) con la paciente y cada cierto tiempo reaparecerán las lesiones aunque cada vez con frecuencia y molestias menores. Es una enfermedad de transmisión sexual. El tratamiento no la cura pero limita los síntomas de cada ataque.
NO INFECCIOSAS
En este grupo de enfermedades no hay infección genital sino que, por condiciones de inmunidad alterada o falta de hormonas, se producen síntomas muy parecidos a los de las vaginitis infecciosas, especialmente picazón local intensa.
* Distrofia vulvar: son varias condiciones, probablemente autoinmunes, de causa desconocida que afectan principalmente a las mujeres posmenopáusicas (hay, sin embargo, algunas de estas condiciones que afectan a mujeres jóvenes) ocasionándoles un prurito crónico en la región vulvar y peor aún, destrucción de la anatomía local.
* Vaginitis atrófica: debido a la falta de hormonas femeninas, la vagina y tejidos circundantes se atrofian y pierden sus barreras naturales de defensa. Los síntomas son ardor vulvo-vaginal con o sin la presencia de flujo –usualmente de mal olor–, hipersensibilidad local y sensación de resequedad. Responde rápidamente al tratamiento hormonal.
¿Cuáles son sus consecuencias sexuales?
Lo más importante es la transmisión de enfermedades contagiosas y de transmisión sexual, debido a la promiscuidad y el peligro de tener múltiples parejas sexuales. En cuanto a las principales causas de vaginitis (Candidiasis y Vaginosis), la sexualidad no se ve afectada salvo por el tiempo que duren los tratamientos. Como no se trata de problemas contagiosos no hay que tomar otras medidas curativas o preventivas.
¿Puede aparecer durante el embarazo?
La causa más conocida de vaginitis durante el embarazo es la candidiasis. Su alta frecuencia se debe a los cambios inmunológicos y hormonales. Sus manifestaciones son idénticas a las que presentan las mujeres no embarazadas aunque ocasionalmente se presenta con mayor inflamación y molestias locales. No se ha descrito asociación alguna con lesiones al bebé, ya sea durante el embarazo o el parto vaginal. Ni siquiera se la ha asociado con amenaza de parto prematuro.
En cuanto a la vaginosis bacteriana existe mucha discusión, pero aparentemente se puede asociar a parto prematuro y rotura prematura de las membranas de la "Bolsa de Aguas". Ocasionalmente se sugiere como causa de infección uterina posparto. En general, es benigna para la madre y su bebé pero no debe descuidarse.
La cervicitis por Gonococo, Clamidias, y otras bacterias emparentadas, se han descrito en casos de aborto y parto prematuro. La sífilis genera daños muy bien definidos en el feto si la infección está presente durante el embarazo. El control prenatal adecuado es fundamental para prevenir estos riesgos.
¿Cómo puede colaborar el hombre cuando su pareja tiene vaginitis?
a.- Sea consciente de su higiene personal
b.- Permita que su pareja cumpla su tratamiento antes de reiniciar las actividades sexuales
c.- Cumpla su parte del tratamiento si el ginecólogo lo indica.
d.- ¿Cuál suele ser el tratamiento?
Un tratamiento bien orientado es curativo en más del 90% de todos los casos. No cometa el error de automedicarse porque usualmente vemos una falsa mejoría y empeoramiento posterior de la condición.
Por cierto las duchas vaginales ya no tienen indicación en la ginecología moderna. De hecho, no tiene sentido alterar la flora bacteriana normal de la vagina ya que esto favorece el crecimiento de bacterias indeseables normalmente aplacadas por la mayoría local: los lactobacilos.
Ocasionalmente se pueden utilizar duchas vaginales como parte del tratamiento si la paciente se siente muy afectada en su higiene personal por la presencia de flujo vaginal penetrante.
Desde la visión de la sexóloga
La vaginitis no es sólo un tema de preocupación femenina. En ella también hay componentes de la vida en pareja. En algunas oportunidades, es consecuencia de algunas costumbres en las relaciones sexuales que no toman en cuenta las necesidades de higiene que tiene la vagina
Desde la perspectiva de la sexóloga Isbelia Segnini** una de las causas más comunes de la vaginitis, es “la higiene inadecuada o ausencia de ella”, puesto que la vagina queda sin protección para combatir, efectivamente, a los invasores.
“También –continúa– influye el uso de ciertas prendas de vestir. La mujer debe evitar prestar o intercambiar pantaletas y trajes de baño. La ropa interior tipo hilo dental de nylon no es recomendable, pues este material no colabora con la higiene de las zonas íntimas. Es preferible que se usen prendas de algodón”.
Igualmente –a juicio de la especialista– el uso de pantalones muy ajustados en la parte genital femenina “que marcan una línea divisoria de los labios superiores de la vagina” puede originar infecciones.
Otro motivo común de aparición de la afección íntima está relacionado con la limpieza del recto después de la defecación. “Muchas personas han crecido con un modelo equivocado: suelen limpiarse de atrás hacia delante, arrastrando hacia la vagina un sinnúmero de bacterias extrañas que le causarán inconvenientes”. Por ello es recomendable cambiar los patrones y asearse de forma contraria, de adelante hacia atrás.
Adicionalmente, “se han visto casos en que la toma de algunos antibióticos y uso de duchas vaginales diarias que son administradas sin consultar al médico, cambian el PH de la vagina, lo que provoca un ambiente de propensión para el desarrollo de hongos”.
Consultar inmediatamente
El médico especialista en el tratamiento de la vaginitis, es el ginecólogo. De no consultarlo, el riesgo que corre la mujer es cada vez mayor, pues la infección puede ir creciendo: “Suele suceder que una mujer, al observar algunos signos que le hacen suponer que tiene una infección vaginal, consulta a una amiga cercana, antes que al médico. Quizás, esta amiga le hable de algún fármaco que ella u otra persona utilizó y la mujer se decida por esa opción. Las reacciones a un medicamento varían notablemente entre distintas personas, por lo que es necesario el chequeo médico”.
De la misma forma ocurre cuando la mujer ya ha experimentado, anteriormente, una infección similar. Suele pensar que puede usar la misma receta médica que le ordenó el ginecólogo en la pasada oportunidad. “No siempre funciona. Lo que puede suceder es que el organismo se haga tolerante al medicamento y este no actúe.
Permanente observación
La vaginitis puede detectarse mediante la detallada observación del flujo. La mujer debe conocer su patrón y compararlo constantemente con el que se presenta en la ropa interior.
Las diferencias entre el flujo cotidiano y el que es producto de una infección, a juicio de Isbelia Segnini, resultan evidentes.
“Primero, la cantidad del flujo infeccioso es mucho mayor que el normal. Además, visualmente es distinto. Suele aparecer como una mancha blancuzca – tipo leche – y abundante o de tipo amarillento, como una especie de capa de nata espesa”.
En algunas oportunidades, el flujo produce un fuerte y desagradable olor en la vagina, así como picazón, “aunque esto no sucede en todos los casos y estará condicionado al estadio de la infección”.
La sexóloga recomienda que cuando se sospeche de la existencia de vaginitis, la mujer se observe la vulva a través de un espejo. “Si está muy húmeda y del introito vaginal sale un líquido muy blanco, se puede inferir que las paredes de la vagina están cubiertas por el mismo líquido, por lo que se debe acudir inmediatamente al médico”
Es cosa de pareja
La vaginitis no es sólo un tema de preocupación femenina. En ella también hay componentes de la vida en pareja.
En algunas oportunidades, es consecuencia de algunas costumbres en las relaciones sexuales que no toman en cuenta las necesidades de higiene que tiene la vagina.
Debe haber una sexualidad responsable y la suficiente comunicación para establecer las normas del juego o transmitirle a la pareja que se ha desarrollado una infección y que de ambos depende la erradicación de las bacterias u hongos que la provocaron. Isbelia Segnini explica que “las infecciones pueden surgir por estimulación del genital femenino con los dedos sin haber sido lavados, así como por el intento de introducir en la vagina objetos contaminados”.
En las parejas que han optado por mantener relaciones que incluyen el sexo anal, hay influencia también en la inmediata penetración vaginal. La sexóloga recomienda que la pareja se lave o se bañe antes de intentar nuevamente las relaciones vaginales, pues de otra forma, está trasladando bacterias ajenas hacia el introito.
Algunas infecciones por hongos, bacterias y otros “no son detectadas en el hombre. Él puede ser transmisor pero no tener la manifestación clínica, por lo tanto, así como se le indica un tratamiento a la mujer, sucederá igualmente con su pareja”.
La colaboración del hombre es indispensable. Si sólo ella cumple con lo planteado por el médico, puede sanarse. Pero al volver a tener contacto con su pareja –quien muy probablemente esté también infectado–, el problema volverá.
(**) Isbelia Segnini Psicólogo Clínico–Sexólogo. MSc en Psicología Experimental. Psicología Clínica, Hospital Psiquiátrico de Caracas. Responsable del espacio radial “Sexología con Isbelia Segnini” en 92.9 FM. 
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