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ADOPCIÓN: UN ACTO DE AMOR

ADOPCIÓN: UN ACTO DE AMOR

Los sentimientos no son nada sencillos, aunque sí fascinantes. Decidir entregarse a un ser que es completamente ajeno e incluso desconocido para nosotros, es un acto de auténtico amor. Lamentablemente, a juicio de algunos especialistas, Venezuela no está preparada para asumir la adopción como una de las expresiones más hermosas de cariño. Quizás sea hora de escuchar la historia...

Lorena Rodríguez Morales






 
¿Hasta qué punto -me pregunté- puede el hombre amar a otro ser humano, con tanta intensidad y honestidad como narraban las novelas, ¿es acaso eso posible? Mi mente recorría recovecos a ver si, por casualidad, encontraba un rastro parecido a mi interrogante. Sin duda, se dibujaban una cantidad de momentos junto a mis padres, quienes siempre me han otorgado infinito amor, ¡ pero, claro! yo soy fruto de ellos mismos, un lazo más fuerte nos une.

Mis dudas eran referidas a personas que se desconocen, sin afinidad consanguínea o contacto constante, ¿es posible que alguien decida trazar una historia de amor eterno sin...? No había terminado de reformular la pregunta, cuando recordé, como una cosa cualquiera, aquel niño que tanto me impresionó, cuando realicé con él y veinte más, actividades en un programa de aprendizaje ambiental de temporadas vacacionales.
El niño me repetía, con sus escasos 7 años, una frase valiente y cargada de amor, ese amor sin final, como el de la novela: "...es que yo no nací de la barriga de mi mamá, ella y mi papi me tuvieron con el corazón". Aquel niño dulce , inteligente y participativo había sido adoptado.
Un inmenso amor...

Francis Cohen*, psicóloga, admite que la adopción es "el acto de amor más grande que existe, pues todos los involucrados deciden entregar su vida entera y de manera definitiva a otro ser humano, estimulando un crecimiento - tanto en los niños como en los adultos - importantísimo para el sano desarrollo de la sociedad".

Muchas veces pasa desapercibido, pues forma parte natural de nuestro entorno, pero pertenecer a una familia, saberse querido y protegido es fundamental para todo individuo. Una persona o pareja que decide brindarle a un niño ajeno la posibilidad de sentirse sinceramente amado está dándole un regalo inmenso a su propia existencia.
Estamos hablando de todo un proyecto de vida. Es un compromiso absoluto de entrega. Implica reconstruir la visión de familia a un chico que quizás no haya convivido en el modelo esperado. Tal vez estamos compartiendo con un niño decepcionado porque ha sido abandonado por los seres que debían quererlo por encima de todo, porque se ha sentido exhibido en vitrina una docena de veces antes de que alguien decidiera amarlo a él. Sin embargo, también le será importante saber que "fue elegido para ser adorado, que su elección no fue obra de la casualidad, no fue al azar y que es el niño más deseado del mundo entero", comenta Yanay Rodríguez**, psicopedagoga.
¿Y hay barreras para ese amor?

Muchas historias presentan una dama sin escrúpulos que intenta, por muchos medios evitar la dicha de aquellos que se aman o existe algún oscuro secreto del pasado que impide, temporalmente, su unión. Actualmente y a juicio de la Dra. Rodríguez, esa dama ronda alrededor de la adopción. El principal impedimento para una abierta y real relación en medio de este proceso es el entorno social.

"En Venezuela no existe, todavía, una cultura que acepte la adopción. Posiblemente en el ámbito de lo legal, es decir, la programación y estatutos diseñados en papel sean avanzados y permitan un proceso valioso, pero el común de las personas, la mamá que lleva a su hijo al kinder o el papá del vecinito, siguen viendo al niño adoptado como un fenómeno".

Es necesario, por tanto, establecer patrones educativos que nos permitan aceptar la adopción como otra manera de dar a luz. "Tan poco preparados estamos para la adopción - opina Rodríguez - que en general muchos esperan que una persona dispuesta a enfrentar esa situación regrese a casa con el típico niño de comercial, con rasgos anglosajones. Adoptar un niño con algún déficit, por ejemplo, es concebido como una locura, mientras que en otros países, con una cultura mucho más abierta en cuanto al tema, el índice de adopciones de este tipo es notable".
Pero la educación no es sólo para personas ajenas al acto de adopción. También los futuros padres necesitan capacitarse para asumir una empresa tan importante, pero sobremanera, para esfumar algunos mitos sobre el asunto. "Hay un terror inmenso por desconocer de donde viene el niño que desean adoptar. Es frecuente escuchar: ¿ y si el papá es un delincuente o la mamá una prostituta? ¿si luego desarrolla esas mañas...? y se olvidan de que esos factores no se heredan". Recordemos pues, que el medio ambiente invita al individuo a actuar de determinada manera u otra. Y en ese momento, estará su padre para dosificar lo que considere necesario para un buen crecimiento.

"Sí, es cierto - continúa Rodríguez - no es sólo el entorno familiar el que estimula ciertos comportamientos. El niño o adolescente adoptado se relacionará con otros mundos diferentes al suyo, al compartir con los amigos del colegio, por ejemplo, y eso podría influenciar determinadas acciones catalogadas como incorrectas, de la misma manera que le sucedería a un niño o adolescente no adoptado".

Un padre, en fin, debe asumir que son sus hijos, que los tiene por amor. En estos casos no hay excusas que valgan. "Debes estar dispuesto a ser el mejor del mundo y reconocer que todo ser humano tiene defectos y virtudes, aciertos y fallas: cuando tu hijo cometa un error, aconséjalo; nunca pienses que las cosas sucedieron así porque él es adoptado: es tu hijo, por encima de todo", recomienda Rodríguez.
Los intermediarios: Las casas de abrigo

Son el gran hogar. En cada una de ellas conviven aproximadamente 40 niños, desde recién nacidos hasta los siete años de edad. La meta es brindarles una protección inicial a los desprovistos o privados de su medio familiar hasta tanto se determine si hay algún otro pariente que posea las condiciones para asumir la crianza del niño.

Al llegar a la casa, se le realizan diversas evaluaciones médicas con la colaboración de psicólogos, pediatras, nutricionistas, psicopedagogos y otros, así como estudios sociales para medir, entre otras cosas su nivel educativo. Pero, principalmente, acota Cohen "el mayor regalo que recibe un niño alojado en una casa de abrigo es el afecto".
Una parte de ellos, después de realizadas las investigaciones necesarias, regresan con algún familiar, con comprobada capacitación, para hacerse responsable de su futuro. Otra parte, pasa a Colocación Familiar, en donde, después de un proceso con pautas estipuladas para cada situación, se determina si el niño está en condiciones de adoptabilidad.
Es entonces, cuando el caso pasa a la Oficina Nacional de Adopción, que recibe un informe con todos los datos personales, familiares, médicos y sociales que la casa de abrigo ha recabado. Allí se coteja con las características de las personas o parejas que han manifestado interés por el proceso. La Oficina Nacional de Adopción envía a los posibles padres a la casa de abrigo con una orden y allí los solicitantes comparten con el niño.

Los padres reciben información acerca de su estado, considerando las evaluaciones psicológicas, nutricionales, pediátricas y sociales que se han realizado. También reciben asesoría y apoyo de parte de las casas de abrigo y finalmente toman la decisión: la aceptación de la adopción.

A veces este proceso, narrado en pocas líneas, puede durar alrededor de un año, pues en él, están involucrados muchos factores para que sea exitoso. La Dra. Rodríguez considera que el protocolo en Venezuela es muy largo, que las investigaciones, estudios y preparación para niños y padres puede agilizarse y lograr que el lazo familiar se haga efectivo lo antes posible. "De esta manera se generarán mejores frutos".
No obstante, la Dra. Cohen explica que los pasos a seguir, a pesar de no ser muy complicados exigen un mínimo de tiempo. Los padres, por ejemplo, deben hacer la solicitud de adopción, entregar algunos documentos, realizarse una evaluación psicológica, recibir visitas domiciliarias y participar en una escuela para padres.

Opina que un proceso que dura un año es comprensible, además "se asemeja al embarazo. Una pareja no queda en estado inmediatamente. Invierte un tiempo buscando la fertilización y luego nueve meses de gestación. Esperar un año permite prepararse y vivir una especie de embarazo normal. En definitiva: puro amor"

Él necesita de tus brazos

Los niños de las casas de abrigo vienen de familias desintegradas, con problemas de pobreza extrema, maltrato, abandono, muerte o descuido de los padres. Arriban al centro, gracias a denuncias de vecinos, maestros, amigos; a través de hospitales o cuerpos de seguridad.

Muchos de ellos llegan a la casa desprovistos de afecto, de normas y estimulación. La adaptación a una nueva forma de vida no es sencilla pero de mucho valor para el niño. Por ello, en las casas de abrigo se esmeran por darles una vida realmente familiar: "la única diferencia es que en vez de una mamá con su hijo, nosotros aquí somos muchas mamás y papás con innumerables hijos", comenta Cohen.
En la casa, los niños se levantan temprano, se asean y ordenan sus artículos personales. Luego de desayunar, tienen, los más pequeños, labores en el hogar y los mayores de tres años van a centros educativos del sector. Al volver del colegio, almuerzan, tienen actividades recreativas y tareas dirigidas, junto al constante chequeo médico - psicológico.
Su desenvolvimiento escolar suele ser difícil en la primera etapa, puesto que la mayoría de ellos no ha recibido, hasta llegar allí, ninguna base educativa y la adaptación al sistema no es sencilla. Sin embargo, en muchos casos se ha observado la rapidez del desarrollo del niño después de su adopción, al sentirse en casa y amado por uno padres que decidieron tener una familia, junto a él.
Para un final feliz... y eterno
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