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Depresión postparto

Depresión postparto

Más común de lo que crees
Si tú o algún familiar tienen historia de depresiones o has experimentado sensibilidad y tristeza durante tu embarazo, padeces del síndrome premenstrual desde siempre, pasas por problemas económicos, te divorciaste recientemente quizá estás en proceso o perdiste el trabajo, corres el riesgo de caer en la depresión postparto.
Equipo Editorial de Mis Niños y Yo

Haz dado a luz a un lindo bebé. Tu esposo te demuestra más amor y ternura que nunca. La familia llega cargada de regalos, los amigos te felicitan, pero tú sientes una tristeza inmensa, ganas de salir corriendo y dejarlo todo, te ves al espejo y la imagen que te devuelve es fea, tu imaginación empieza a elucubrar malas ideas y te preguntas:

¿Por qué me siento así si ya realicé uno de mis sueños más grandes con el nacimiento de mi bebé?
En eso no estás sola. Un alto porcentaje (más del 50 por ciento) de mujeres que han dado a luz a nivel mundial experimenta la depresión postparto (DPP) que, en su expresión más sencilla, puede iniciarse horas, días o semanas después del alumbramiento y generalmente no se extiende más allá de 15 días. Si padeces de esta afección sentirás ganas de llorar, ansiedad, irritabilidad y tendrás serias dificultades para dormir.
¿Podré superarla?

El problema surge cuando pasan dos semanas o tres y no experimentas mejoría. Cerca del 10 por ciento de las mujeres que sufren DPP tienen dificultades para superarla y deben ser tratadas clínicamente por síntomas que incluyen pérdida del apetito y ataques de pánico.
Los especialistas hacen la advertencia:

si experimentas cansancio y no puedes dormir de noche o, por lo menos cuando el bebé está descansando, posiblemente eres una víctima en potencia de DPP.
Algunas mujeres, primerizas especialmente, sienten un miedo terrible de no estar preparadas para atender bien al bebé. Varios reportes científicos determinan que una de cada mil mujeres con depresión postparto es víctima de psicosis, hasta el punto de poner en peligro su propia vida y la de los que vivan cerca de ella, incluyendo al bebé.
Antecedentes:

Algunas mujeres más que otras son especialmente vulnerables a la DPP. Ayuda a prevenirla el hecho que te informes y conozcas sus manifestaciones, antes y durante tu época de embarazo: así tendrás más armas para enfrentar la situación en caso de presentarse.
Si tú o algún familiar tienen historia de depresiones o has experimentado demasiada sensibilidad y tristeza durante el embarazo, padeces del síndrome premenstrual, pasas por problemas económicos, te divorciaste recientemente quizá estás en proceso o perdiste el trabajo, corres el riesgo de caer en la depresión postparto. Influye también el hecho que tu embarazo haya sido una sorpresa desagradable o que realmente hayas esperado tu bebé con amor e ilusión: hay un mar de diferencia entre estas dos situaciones.
De cinco a siete por ciento de las mujeres en estado de gravidez que han pasado por situaciones como las que acabamos de describir, continúan sintiéndose igual (o peor) después del nacimiento del bebé.
Actitud positiva:

La actitud mental ayuda a superar la DPP. En primera instancia, piensa que no es tu culpa sentirte así, pero sí lo será no tratar de solventar el problema.
Busca ayuda:

Parte de ser una buena madre es darte cuenta cuándo necesitas ayuda y pedirla a la persona indicada. Consulta con un profesional. Si sientes que la agresividad que experimentas va creciendo y piensas que es un riesgo tener al bebé contigo, pide ayuda a tu pareja.
Comparte sentimientos con personas de tu confianza:

Saber que no estás sola te dará ánimos. Reúnete con tus amigas más queridas y cuéntalestu problema: sus opiniones podrían ser valiosas. Acude a una terapia.
Cuida de ti misma:

Sentirte fea, gorda y poco atractiva podría contribuir a incrementar tu confusión. Toma una ducha relajante antes que tu esposo se vaya a la oficina y pídele al médico que te recomiende un régimen para ponerte en forma y volverte a ver tan bella como antes de quedar embarazada. Maquíllate y péinate, sal de compras y busca distracciones.
Duerme cuando él lo haga:

Cuidar un bebé es un trabajo de 24 horas continuas que no se detiene. Tu cansancio se combina fatalmente con la falta de sueño y contribuye a que se acentúe la depresión. Necesitas descansar. Mientras tu bebé duerme, hazlo tú también.
Al aire libre:

En algún momento del día, sal a caminar cerca de casa, respira el aire del exterior y lleva al bebé contigo o déjalo al cuidado de alguien de confianza y disfruta de un paseo en comunión contigo misma.
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