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LOS MÍOS, LOS TUYOS Y LOS NUESTROS

LOS MÍOS, LOS TUYOS Y LOS NUESTROS
Se desintegran familias y se componen otras nuevas, ahora con miembros adicionales. Uno o ambos en la pareja vienen de tener otras parejas y de haber disuelto el vínculo marital. Hay hijos de diferentes padres. La reacomodación de roles y funciones no es fácil, pero respetando el tiempo de cada uno para adaptarse y poniendo límites claros desde el inicio de la convivencia, se puede encaminar favorablemente al nuevo grupo familiar
Por Natalí Rodríguez*
Es común hoy día observar familias formadas por parejas en la que al menos uno de los cónyuges es divorciado, considerando el alto porcentaje de separaciones tempranas que ocurren en los matrimonios. Estas familias reconstituidas -también llamadas mixtas o recompuestas- pasan por momentos de difícil adaptación: la pareja debe saber encauzar a cada uno de los miembros ayudándolo a readaptarse a su nuevo grupo familiar.

Cuando se crea una nueva familia, se van presentando conflictos y dificultades en los vínculos, que son arrastrados por cada uno de los miembros y al formar posteriormente una nueva familia, ésta carga con las "cicatrices" de la primera o anterior. Las relaciones previas dejan huellas que se reactivan en los nuevos vínculos. El secreto está en dejar espacio para que cada uno, a su tiempo, se readapte al nuevo funcionamiento y el rol que debe asumir.
Darse tiempo

Un error común que cometen muchos padres es no dar tiempo a los hijos -y a sí mismos- para sanar viejas heridas, cerrar vínculos previos o superar pérdidas antes de reiniciar una nueva relación. De esta manera, se inician nuevas familias en las que los miembros no han elaborado las separaciones previas o éstas han sido tratadas inadecuadamente.

Cuando los miembros de las familias reconstituidas traen consigo problemas no resueltos de su familia anterior, llegan predispuestos y sensibles a su nueva realidad, lo que puede ocasionar bien sea vulnerabilidad o temor a ser heridos otra vez o, por el contrario, generan expectativas muy altas acerca de las nuevas relaciones, esperando que éstas sanen viejas heridas.

En el primer matrimonio, la pareja arrastra sentimientos no resueltos de su familia de origen -padres, hermanos-, mientras que en las familias reconstituidas se trae encima el peso de los de la familia de origen, los del primer matrimonio y los del proceso de separación o divorcio. Esto hace más complejo el proceso y más difícil el establecimiento de las nuevas relaciones entre los miembros.
Problemas más comunes

Las dificultades más comunes que enfrentan los miembros de las familias reconstituidas son:

* El poder: Identificar quienes son los miembros reales del grupo familiar
* El espacio: ¿Cuál es el espacio de cada quien?, ¿A dónde pertenece cada uno?
* La autoridad: ¿Quién pone los límites, normas, disciplina?

Estas interrogantes deben ser esclarecidas al iniciar la convivencia. La pareja deberá poner límites acerca del funcionamiento del nuevo hogar, hacer contratos y concretar sus propias normas de funcionamiento. El establecimiento de normas y límites favorece la organización mental de los niños, les permite predecir, saber cómo comportarse, qué cosas están permitidas, qué es lo esperado. Los límites deben ser flexibles considerando que se encuentran en un proceso de adaptación.
En los niños

La principal dificultad que se manifiesta en niños que llegan a familias reconstituidas tiene que ver con lo que se conoce en terapia familiar como "Conflicto de Lealtades" . Corresponde a un concepto que sugiere el compromiso que tenemos cada uno de nosotros con nuestros padres* les debemos lealtad por habernos dado la vida. En el caso de las familias reconstituidas los hijos se enfrentan al hecho de tener que aceptar la nueva pareja de uno de sus padres planteándose: ¿cómo puedo aceptar la nueva esposa de mi padre sin ser desleal a mi madre?. Los hijos deben comprender que las nuevas parejas no vienen a competir por su amor, ni a asumir el rol del padre ausente, mucho menos a intentar suplir ni mejorar su otro hogar.

Los niños poseen fantasías acerca de la posibilidad de reconciliación entre sus padres y esto muchas veces interfiere con las relaciones en su nuevo hogar. También pueden sentirse culpables por el divorcio y sentir que no saben a qué hogar pertenecen realmente.
Situaciones comunes de conflicto
* Existen diferencias importantes entre los momentos del ciclo de vida familiar de ambas familias. Por ejemplo, hijos pequeños y adolescentes.
* Se niega el duelo anterior o no se deja pasar tiempo para recuperarse de una relación previa.
* Se tienen expectativas idealizadas acerca de la fácil adaptación de los hijos a la nueva familia.
* Se pretende excluir de la nueva realidad a los padres biológicos
* Evadir las dificultades evidentes y actuar como si se estuviera en una familia común.
Recomendaciones

* Dale tiempo a tu hijo: ese sentimiento que experimentas por tu nueva pareja no tiene por que ser compartido por él. Puede estar experimentando sentimientos de celos, abandono o simplemente tiene desconfianza hacia alguien que aún no conoce bien.
* Los afectos no se pueden imponer. Limítate a pedir a tu hijo respeto para ti y tu nueva pareja y dale tiempo.
* Reserva tiempo para pasar con tu hijo a solas, él necesita pasar tiempo contigo para ganar confianza y sentirse importante. Posteriormente esto le ayudará a irse ajustando a los cambios de su nuevo hogar.
* Permítele a tu hijo expresar sus sentimientos a través de una comunicación abierta donde pueda manifestar su rabia, miedo y expectativas.
* Permite que el padre biológico de los niños sea quien les imparta disciplina. Posteriormente ellos desarrollarán sentimientos de respeto hacia la nueva pareja y posiblemente también la vean como figura de autoridad.
* Nunca trates de ejercer el rol de padre o madre de quienes no son tus hijos. Es un rol que no te pertenece y puede generarte frustración el ser rechazado.
* Las mujeres separadas con hijos deben comprender que para éstos siempre resulta más fácil aceptar la nueva pareja del padre que de la madre. Sin embargo, si este es tu caso, no les debes ocultar tus relaciones amorosas sino conversar y explicarles tus necesidades y sentimientos, pidiéndoles respeto.
* Si te encuentra intentando una nueva relación es importante que se haya recuperado de la pérdida emocional previa para no arrastrar duelos y rencores.
· Si estás planificando un nuevo matrimonio debes aceptar a los nuevos miembros con sus temores, tener tolerancia, darles su espacio y tiempo para adaptarse y comprender los conflictos que traen consigo.
* Mantén la comunicación con tu ex pareja y permítele al niño compartir con su otro padre.
* Una vez estén conviviendo juntos lo recomendable es establecer los límites y normas de funcionamiento del grupo familiar.
Es fundamental que la nueva pareja revise conscientemente su estado emocional y evalúe sus capacidades para asumir los cambios a los que deberá someterse, principalmente aquellos emocionales y conductuales en los hijos y cambios en los roles familiares que requieren tolerancia y flexibilidad.
Todo el mundo tiene derecho a rehacer su vida y a darse una segunda oportunidad después de una primera relación que no funcionó, pero cuando hay hijos de por medio, están en juego otras personas y son los padres quienes dirigirán el proceso: de ellos dependerá su adaptación.
Buscar ayuda es una buena opción cuando sientan que han agotado las herramientas. un terapeuta familiar puede hacerles otras opciones y recursos que lleven a lograr la armonía familiar.
(*) Natalí Rodríguez. Psicólogo clínico UCAB. Especializada en el área infantil.
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