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Depresion en los adolecentes

LOS ADOLESCENTES Y LA DEPRESIONLic. Adrian Liberman
Asociar la adolescencia con un período de conflictos es hoy en día parte de la cultura popular. A este segmento de la vida humana generalmente se le califica como un momento de evolución física y psicológica, signado por múltiples crisis y confrontaciones con las
normas sociales establecidas.
Tal como lo afirma el psicoanalista colombiano Guillermo Carvajal, a partir de la pubertad y hasta el establecimiento de la adultez, el adolescente experimenta diversas crisis sucesivas o simultáneas. Estas crisis se centran en la identidad, la autoridad y la sexualidad.
Cada vez es más frecuente que muchas personas hagan este tránsito presentando diversos grados de síntomas depresivos, por lo cual esta asociación amenaza con convertirse en un asunto de salud pública.
¿ Porqué se deprimen los adolescentes? 

Si bien cada caso es único, existen algunos elementos comunes que me
interesa destacar:


· El paso de la infancia a la pubertad implica la necesidad de realizar diferentes duelos. Duelo por el cuerpo infantil, que se deja atrás merced a los cambios hormonales y físicos característicos de este momento. Duelo por la organización mental, afectiva, infantil para dar paso a un modo de funcionamiento distinto, acorde con las demandas de la educación secundaria, entre otras.

· Aunado a estos duelos, se superpone otro: el de la caída de los padres de la infancia, idealizados, por otros más de acuerdo a la realidad. Es decir padres que no lo saben ni lo pueden todo, figuras con las que el adolescente entra en inevitable conflicto.

· La entrada a un mundo de exigencias más ambiguas, más difíciles de decodificar, en la que el sistema educativo funciona como un hito, produce en muchos adolescentes sentimientos de inadecuación e incapacidad, con su cortejo de sentimientos depresivos.

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Aprender a lidiar con un cuerpo en transformación constante, a veces con cambios dramáticos en cortos períodos de tiempo, genera muchas veces sentimientos de torpeza, de incoordinación. Si esto se conjuga con la necesidad de aceptación y de ser atractivo para los demás, el terreno para la aparición de sentimientos de tristeza y ansiedad queda abonado.

Aunque no es exhaustiva, la lista anterior permite dar cuenta de un panorama fértil para la aparición y desarrollo de cuadros depresivos en la adolescencia.
Una de las dificultades clínicas para el diagnóstico en este momento de la vida humana estriba en el hecho que los síntomas no se manifiestan claramente sino que aparecen enmascarados por otros comportamientos.
De esta manera, signos tales como el oposicionismo, "bajones"abruptos en el rendimiento académico y violaciones menores a las normas, pueden estar apuntando hacia la existencia de algún trastorno depresivo.
Además, uno de los fantasmas más amenazantes en este panorama lo constituye el riesgo suicida. Las estadísticas recientes, tanto dentro del ámbito nacional como internacional, apuntan hacia un incremento sostenido de suicidios entre la población adolescente.
Esta opción, que siempre implica la presencia de importantes ansiedades psicóticas y agresivas, puede construirse de muchas maneras distintas.

Si bien cierto grado de ensimismamiento y retracción es de esperar en esta población, la persistencia del mismo, aunado a sentimientos de inadecuación, exclusión y rechazo, deben poner en alerta a los adultos que rodean al adolescente.

El tratamiento de estos casos se presenta difícil pero necesario. La dificultad en el abordaje terapéutico de estos pacientes consiste en la natural suspicacia del adolescente, que dificulta el establecimiento de una alianza de trabajo con el terapeuta.

Así mismo, muchos de ellos hacen de sus síntomas una bandera, un motivo de orgullo y de oposición ante el mundo, que generalmente perciben como hostil y poco comprensivo.
Para lidiar con estas situaciones debe trabajarse a diferentes niveles, siendo el marco familiar y educativo de gran importancia.

La implicación activa de los padres y maestros en la problemática adolescente es imprescindible, a fin de crear un marco que comprenda y contenga las herramientas de intervención necesarias para elaborar la depresión de los jóvenes.

En casos graves, con importante riesgo suicida y/o acompañados de desórdenes de la alimentación (anorexia y bulimia) o adicciones, el recurso a la farmacoterapia y la institucionalización se imponen.
La depresión es una expresión del malestar ante la existencia, cualquiera sea la edad del individuo. En la adolescencia, las oleadas de cambios que surgen, pueden potenciar esta posibilidad. El concurso simultáneo de padres, médicos, educadores y psicólogos permite la creación de un campo donde este malestar pueda ser atendido y tramitado.
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