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¿Con quién dejo a mi bebé?

¿Con quién dejo a mi bebé?
El tiempo que una madre pasa dedicada exclusivamente a su nuevo bebé después del alumbramiento, genera muchos cambios en sus planes y moviliza preguntas y ansiedades. Llegó la hora de volver al trabajo. Mil dudas se agolpan en tu cabeza:¿Estoy preparada para dejar al bebé?, ¿quién me ofrece seguridad para cuidarlo? ¿quién puede cuidarlo como yo?, ¿debo dejar de trabajar y dedicarme a él? Ha llegado la hora de tomar una difícil decisión
Por Natalí Rodríguez*
Los meses han pasado muy rápido a pesar de haber sido fuertes y agotadores. Ves a tu bebé grande y fuerte... ahora responde a los estímulos ambientales más claramente, sonríe, le agrada jugar e interactúa con otras personas. Justo en este punto tan significativo de su desarrollo, debes reincorporarte al mundo laboral. Debes decidir quién se encargará de darle todos esos cuidados y atenciones que hasta ahora le dabas tú. Las opciones no son muchas pero deben evaluarse con detenimiento para optar por aquella que mejor se adapte a las necesidades de tu familia y tu hijo.
Los abuelos
Aunque no siempre están disponibles, los abuelos parecen ser la mejor opción cuando se trata de la confianza que debes tener de que tu hijo va a ser bien cuidado. Dejar a tu pequeño en manos de su abuela te da la seguridad de que el amor y dedicación hacia él van a ser muy similares a los brindados por ti, en ocasiones tan intensos que pueden ser exagerados.
Te preguntas ¿cómo puede ser una persona exagerada en el amor? Muy fácil: siendo demasiado permisiva, dejando de crear hábitos o imponer límites y siendo muy complaciente, entre otras cosas. Los abuelos tienen su propia manera de criar y muchas veces surgen conflictos ante la imposibilidad que sienten las madres de reclamar la falta de disciplina en sus hijos. Se sienten atadas de pies y manos para reclamarle a su madre que pasa todo el día lidiando con su bebé y a la vez sienten mucha angustia por no poder controlar los hábitos y las rutinas del pequeño.
Por otra parte, no todas las abuelas demuestran estilos inflexibles: existen muchas abiertas a participar de las nuevas pautas de crianza, hábitos de alimentación, etc. Lo importante es evaluar los grados de flexibilidad y poner en una balanza los beneficios que pueden traerle a tu hijo.
Guarderías
Las guarderías tienen grandes ventajas que se traducen en la estimulación social, verbal y motora. Es increíble ver cómo los bebés interactúan entre sí, aun siendo muy pequeñitos, y cómo lo disfrutan.
Una buena guardería favorece el desarrollo integral del niño, crea hábitos, mantiene una estricta higiene en sus instalaciones, maneja personal calificado y formado en especialidades infantiles, estimula, tiene personal entrenado en emergencias pediátricas, cumple con normas elementales de seguridad en sus instalaciones y, sobre todo, permite a las madres la supervisión directa de su trabajo. La dedicación y disponibilidad de personal según el número de niños también deben ser aspectos evaluados: la mejor opción es la atención individualizada.
No es fácil encontrar una guardería que cumpla a cabalidad con todas estas condiciones. Sin embargo, existen algunas que tratan de hacer las cosas bien y mejoran cada día.
Otro aspecto importante a evaluar es la cercanía de la guardería al hogar o al sitio de trabajo de uno de los padres.
Nanas o domésticas
Muchas familias cuentan con una nana que ha pasado a formar parte de ellas y constituye un recurso de inigualable valor. Su estilo de crianza es conocido y respetado y se le tiene en alta estima.
Otro es el caso de domésticas que pretenden ser entrenadas como cuidadoras, lo cual constituye una tarea más delicada. Son aquellas muchachas que deben compartir el trabajo doméstico con el cuidado del bebé –muchas veces sin ninguna experiencia previa.
En este caso (si no cuentas con una nana) lo mejor es practicar un estricto entrenamiento que incluya la importancia del aseo en el manejo del bebé, habilidades básicas para alimentarlo, dormirlo y cambiarlo, entre otras cosas, así como el establecimiento de rutinas que incluyan tomas de sol, estimulación, siestas, etc.
Este entrenamiento debe haberse hecho y supervisado mucho antes de que la madre se reincorpore a su trabajo, con la finalidad de que surja el vínculo bebé-doméstica. También es importante hacer énfasis en que la prioridad en el trabajo estará orientada al cuidado del bebé y serán secundarias las tareas domésticas.
Así te aseguras de que la calidad del cuidado del niño no disminuirá por cumplir con otras ocupaciones. Siempre deben estar a mano los números telefónicos importantes para casos de emergencia.
Madre sólo hay una
Muchas madres profesionales, luego de los primeros meses con su bebé, llegan a evaluar la posibilidad de renunciar a sus trabajos para dedicarse al cuidado de sus hijos. Los motivos que las movilizan a tomar esta decisión pueden ser varios: culpa por sentir que los abandonan por tener que trabajar, temor a dejar a sus hijos en manos de otros o sensación de que nadie va a cuidarlos como ellas. Es de gran importancia que esta decisión sea tomada evaluando conscientemente las consecuencias.
Para una mujer profesional, acostumbrada a trabajar y a tener un entorno laboral y social en el que participa diariamente, no será fácil adaptarse a la exclusividad del rol materno abandonando los demás.
La autoestima de la mujer está fundamentada en múltiples aspectos ligados a los diferentes roles que la nutren y hacen sentir importante, necesitada, inteligente, capaz, etc. Podría ser útil dedicar medio tiempo al ejercicio profesional y otro tanto al rol de madre, ya que se ha comprobado que mientras la mujer mantiene una ocupación extra doméstica productiva que la enriquezca internamente y le proporcione bienestar, estará en mejores condiciones emocionales para brindarle atención a su hijo.
Existen personalidades que resultan ser más pacientes que otras y pudieran adaptarse mejor al abandono del área laboral. Sin embargo es de vital importancia mantener fortalecidas otras áreas y buscar actividades que complementen el rol de madre: hacer ejercicios, salir a compartir con amistades, etc.
El papel de madre puede convertirse en rutina y generar estrés, pero si realizas actividades complementarias, puede aligerarse y sobrellevarse.
¿Y entonces, en qué quedamos?
Cada una de las opciones posee sus beneficios. Un panorama ideal sería el de una madre que puede trabajar medio tiempo y dedicarle el resto del día a su hijo.
Durante el tiempo en que ella esté ausente, el bebé estará en manos de aquellas personas que cumplan con los criterios prioritarios considerados por la madre: cercanía, experiencia, confianza, etc. Aquella persona o institución que facilite el funcionamiento familiar, resulte práctica y genere confianza, será siempre la mejor opción.
(*) Natalí Rodríguez. Psicólogo clínico UCAB. Especialista en el área infantil. 
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