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Recien Nacidos LOS PRIMEROS SENTIMIENTOS DE TU BEBÉ

LOS PRIMEROS SENTIMIENTOS DE TU BEBÉ

A medida que hace su transición de recién nacido a un gracioso pequeño de dos años, tu hijo desarrolla una emoción tras otra, no sólo para ir conformando su personalidad, sino para divertirte con pequeñas muestras de espontaneidad
Equipo Editorial de Mis Niños y YO
Los hemangiomas planos esas pequeñas manchas de color rojo o Debido a su propia naturaleza, el desarrollo emocional del bebé se presenta como un misterio sin resolver. Puedes ver a un pequeño de cuatro meses dar una vuelta por primera vez o escuchar los remedos de palabras que comienza a proferir alrededor de los ocho meses. Sin embargo ¿te es imposible observar el temor, furia o amor experimentados por tu bebé?

Quizá lo único que debes hacer para aprender a leer sus sentimientos es prestar un poco más de atención ¿Será posible que los torpes y repentinos movimientos de brazos y piernas sean una muestra de alegría? ¿Puede que su llanto -tan particular- sea la manera de expresar temor?

El bebé nace con más de la mitad de las conexiones físicas que van acompañadas de una determinada emoción: es capaz de experimentar sus sentimientos de manera física -un incremento en la rata cardiaca o actividad motriz, por ejemplo. También puede exhibir expresiones faciales reconocibles, como una graciosa sonrisa u ojos muy abiertos con las cejas arqueadas, mostrando angustia.

A medida que crece, el infante adquiere nuevas habilidades que le harán sentir emociones complejas y le permitirán expresarse de maneras más sofisticadas. Es muy importante que contribuyas a su desarrollo emocional, pues éste será el fundamento sobre el cual sostendrá sus avances físicos e intelectuales.

Felicidad al 100% (del nacimiento a los seis meses)

Expresar sus preferencias innatas es una de las primeras formas que el bebé posee para ir conformando su personalidad. Ya sea cuán fuerte o por cuánto tiempo quiera ser cargado o cada cuánto tiempo quiera que lo alimentes, tu hijo se encargará de hacerte saber sus preferencias. De hecho, a los pocos minutos de haber nacido, el bebé se acurrucará con emoción entre el brazo y el pecho de la madre. Si bien esto es producto de un acto reflejo principalmente, hay un alto grado de sentimiento en esa sencilla acción.

Un gran logro es la sonrisa social -mucho más pronunciada que sus primeras muecas- y se produce por primera vez entre las cuatro y ocho semanas de vida. Esta sonrisa es una respuesta del bebé para una persona en particular -por lo general uno de los padres- y puede generarse por la voz o el toque del familiar, sin que exista ningún tipo de contacto visual.

Para muchos padres la llegada de esa sonrisa -que dice "¡Mami, papi, lo están haciendo muy bien! ¡Miren qué feliz estoy!"- les da la confianza necesaria para sentir que, aunque no son expertos en el cuidado del pequeño, igual pueden asumir los retos que éste les plantea.

Con el tiempo, el bebé se irá tornando cada vez más sociable: las risitas y los sobresaltos corporales se agregarán a su repertorio de expresiones felices. Además, a los tres meses comenzará a imitar los sonidos de las personas que más ama, demostrando lo que siente por ellos. Si tu hijo te "habla", imita los sonidos que salen de su pequeña boca: la emoción lo incentivará a continuar la "conversación".

Por otro lado, la rabia puede aparecer en estos momentos también. Si le quitas un juguete al bebé de seis meses, notarás que la expresión que adquiere su rostro es distinta a la que muestra cuando tiene hambre.

Amor y miedo (seis a 12 meses)

Al primer año, el bebé ya sabe quién es importante en su vida. Ahora tiene la habilidad de desplazarse y explorar a través del gateo -lo que sin duda representa un importante avance en busca de su independencia- pero todavía necesita, en gran medida, a sus padres o cuidadores. Y el pequeño siempre querrá estar cerca de la persona que lo quiere y cuida.

Con esto último surge un nuevo sentimiento -ansiedad y tristeza cuando un ser amado está lejos de él ¿Qué pasará si nunca vuelve? Tan difícil como resulte imaginar a un bebé llorando por el simple hecho de que mamá se arregle o papá suene las llaves del carro, aquel es un fenómeno universal que indica el complejo desarrollo cerebral -por ello puede anticipar la separación.

También a esta edad los infantes experimentan una inmensa felicidad y quieren compartir el sentimiento con otros: apuntan a las cosas que los sorprenden y se esfuerzan por hacer que los padres vean también lo que tanto les emociona. Tu hijo puede traerte su juguete favorito y colocarlo en tus piernas para mostrarte lo que descubrió.

Frecuentemente es en este momento cuando pronunciará sus primeras palabras que, por lo general, harán referencia a papá, mamá, sus hermanos o mascotas.

¡Qué carácter! (12 a 24 meses)

¿Qué fue de tu bebé? De pronto parece ser una personita con deseos y voluntades propias. Su mundo se ha expandido tanto -gracias a la posibilidad de movilizarse por sí mismo y al desarrollo lingüístico- que ahora cuenta con una gran variedad de emociones para compartir.

La rabia y frustración se hacen palpables a medida que se debate entre dependencia e independencia y puede pasar de una hermosa sonrisa a cejas fruncidas y llantos con increíble rapidez. Ahora comenzarás a notar cuál es el temperamento que has contribuido a formar en tu hijo: si lo has moldeado hacia el lado dulce y suave, lo más seguro es que experimente menos frustración cuando las cosas no salgan como él quiere.

Los ataques de rabia son comunes en esta edad y juegan un papel determinante en el desarrollo intelectual, físico y emocional del niño. En parte, son la muestra externa de que están intentando aprender nuevas cosas y que la frustración y rabia aparecen cuando tiene dificultades para lograrlo.

Por otro lado, un sentimiento positivo surge alrededor de los 18 meses: la empatía. Aún no se sabe si el niño siente lástima por otros porque comprende la situación realmente o sólo está imitando un comportamiento adulto. De cualquier forma, lo que importa es que exista el soporte para las relaciones sociales de su futuro.

Sin importar el nivel de desarrollo emocional que tu hijo posea, es muy importante que prestes atención a las señales que envía y que respondas de la mejor manera posible. Cada vez que tu recién nacido te bendiga con su hermosa sonrisa, ofrécele la tuya en recompensa, comparte el emocionante balbuceo de tu bebé, comunícate con tu niño frustrado y ayúdalo a digerir sus sentimientos negativos. Reacciones tan sencillas y naturales lo incitarán a alcanzar la madurez emocional.
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