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LA SEXUALIDAD EN LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

LA SEXUALIDAD EN LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA
Dr Eduardo Hernández G.

Pediatra y Terapeuta de la Conducta Infantil.

El sexo de un individuo viene determinado por los cromosomas sexuales, las hormonas sexuales, la anatomía sexual (tanto externa como interna) y las características sexuales secundarias. Los aspectos biológicos que configuran el hecho de nacer hombre o mujer forman un entramado de vital importancia con los factores psicológicos y sociales que empiezan a influir en el momento del nacimiento y que siguen haciéndolo por el resto de nuestra vida. La identidad del género es la convicción personal y privada que tiene el individuo sobre su pertenencia al sexo masculino o femenino (adquirida alrededor de los tres años de edad). El rol o papel de género, en cambio, es la expresión de la masculinidad o feminidad de un individuo de acuerdo a las reglas establecidas por la sociocultura.
Teorías que explican la sexualidad:
1- Teoría del Aprendizaje
La teoría del aprendizaje sostiene que la determinación del género está condicionada por los modelos personales y las influencias socioambientales a los que el niño se halla expuesto. En los primeros años de vida, los modelos a observar e imitar son ante todo los padres. El niño aprende a “copiar” la conducta del progenitor del mismo sexo porque su imitación es recompensada. Además, es bien sabido que los padres tratan de forma distinta a los niños o a las niñas desde el momento mismo del nacimiento, en función de la expectativa diferente con que se les contemplan. Se piensa que esta actitud, conocida como socialización diferencial, repercute tanto en la identidad como en el rol de género (Kagan,1976; Petersen,1980).
2- Teoría Cognitivo-Evolutiva
Según este punto de vista, el desarrollo del género corre paralelo al progreso intelectual del niño (Kohlberg,1966). Los niños de muy corta edad tienen una visión exageradamente simplificada del género, equivalente a una estimación no menos estereotipada del mundo en general. Hasta los 4-5 años de edad no comprenden los niños que el género es una constante y sólo entonces están en condiciones de configurar una sólida identidad de género.
3- La interacción biosocial
Muchos estudiosos contemplan el surgimiento de la incipiente identidad de género como una sucesión de influencias recíprocas entre los factores biológicos y los psicosociales. En otras palabras, la programación genética en la fase prenatal, los elementos psicológicos y las reglas sociales influyen a un tiempo en las pautas futuras que el recién nacido desarrolla durante la niñez y la adolescencia. Money y su equipo estiman que los factores que más influyen en la formación del género no son de origen biológico, sino fruto del aprendizaje cultural. (Money, 1974,1980).
Características de la sexualidad en diferentes períodos

* La sexualidad en el lactante y la primera infancia
La ultrasonografía ha facilitado indicios, que por espacio de varios meses antes del nacimiento, el feto masculino tiene erecciones reflejas (Masters, 1980). Muchos recién nacidos varones tienen asimismo erecciones a los pocos minutos del parto, las recién nacidas tienen lubricación vaginal y erección critórica en el transcurso de las primeras 24 horas (Langfeld, 1981), de modo que es evidente que los reflejos sexuales se producen ya desde el momento mismo del nacimiento y, probablemente, en la fase de gestación.
Los niños de muy corta edad responden de forma muy espontánea con señales de excitación sexual a los múltiples focos de sensaciones físicas, como por ejemplo erecciones de los varones cuando la mamá los amamanta, los baña, le cambia los pañales etc. No obstante es importante señalar que esto no representa un despertar erótico sociosexual. La reacción sexual de los padres al observar estos reflejos sexuales forma parte del incipiente aprendizaje sexual del niño.
La sexualidad en la etapa preescolar

A los 2 años, la mayoría de los niños han dado los primeros pasos y balbuceos, y han establecido un perfil de su identidad sexual, masculino o femenino. Hay una incuestionable curiosidad hacia las partes del cuerpo y la mayoría de los pequeños descubren (si aún no lo han hecho) que la estimulación genital produce sensaciones placenteras.

Primero el juego con los genitales acaece en solitario, pero más tarde resurge en juegos como “enséñame los tuyos y yo te enseñaré los míos”, o bien en los pasatiempos de “papá” y “mamá”. Además de frotarse el pene o el clítoris manualmente, hay niños que se estimulan estregándose con una muñeca, una almohada, una manta o cualquier otro objeto. Poco más o menos por esa misma época, los niños también cobran conciencia de cuando los padres desaprueban sus tocamientos; a veces se desconciertan cuando éstos les dicen que se fijen en su cuerpo, pero con exclusión de sus genitales.
Si bien es conveniente que los padres eduquen a sus hijos dentro de las pautas socialmente aceptables, hay algunos que frustran todo conato de jugueteo sexual diciendo “eso no se hace”, o “no te toques ahí abajo”, o bien sin que medien palabras, tomando la mano del pequeño y apartándola de los genitales. El negativo impacto de estas constricciones puede constituir, a la larga, la causa primera de disfunción sexual (Master y Johnson, 1970).
La sexualidad del niño en edad escolar

Por lo general, los niños de 7 años tienen ya un conocimiento cabal de las diferencias anatómicas fundamentales entre ambos sexos y por lo general muestran un notable recato en lo que concierne a la exposición de las partes del cuerpo. No cabe duda que la actitud y las costumbres de los padres en cuanto a exhibirse desnudos por la casa repercuten en la timidez del niño, pero al mismo tiempo lo más seguro es que la natural curiosidad del pequeño salga a relucir en juegos que facilitan la exploración sexual.
Otro aspecto que se da con frecuencia en el comportamiento sexual de los niños en edad escolar es el contacto “erótico” entre hermanos, dado por la mera exploración visual de los genitales, considerados como un juego inocente y/o una variante de aprendizaje infantil.
Muchos padres desconocen que el juego homosexual entre los niños forma parte, al igual que las aproximaciones heterosexuales, del normal desarrollo de sus hijos. Como norma, estas actividades homosexuales no significan que el niño llegado al estado adulto vaya a mostrar una orientación homosexual.
La sexualidad en la adolescencia

El período de la adolescencia, es una época de rápidos cambios y difíciles empresas. El desarrollo físico es sólo una parte de este proceso, porque los adolescentes afrontan una gama de requerimientos psicosociales: independencia de los padres, consolidación de las cualidades necesarias para relacionarse con los compañeros de la misma edad, incorporación de una serie de principios éticos aplicables a la realidad práctica, fomento de las capacidades intelectuales y adquisición de una responsabilidad social e individual básica, por nombrar algunos.
A la vez que el adolescente se encara con tan compleja sucesión de eventos concernientes a su evolución como ser humano, debe dirimir su sexualidad aprendiendo el modo de adaptarse a los cambiantes sentimientos sexuales, escogiendo cómo participar en las diversas clases de actividad sexual y descubriendo la manera de identificar el amor. Un aspecto frecuente de la sexualidad en el adolescente lo representan los sueños y las fantasías sexuales, muchas veces como elemento auxiliar de la masturbación. Las decisiones que toma el adolescente en la esfera sexual (llevados muchas veces por un impulso hormonal y por la experiencia del ensayo y error), son un reflejo de la disposición psicológica del sujeto, de sus valores personales, razonamiento moral, temor a las consecuencias negativas y participación en aventuras o amores románticos.
En su ansia por liberarse de la supervisión de los padres y de los adultos, algunos adolescentes ven en el sexo un medio de escape y de probar su paso a la adultez, con resultados no siempre positivos.
Muchos padres desearían informar debidamente a sus hijos sobre el desarrollo sexual, pero no saben como hacerlo, sus propios prejuicios le impiden explicar a sus hijos los fenómenos de la fecundación, del nacimiento y del desarrollo humano. Algunos piensan que existe una determinada edad para darles este tipo de información (en la adolescencia), y no toman en cuenta que la sexualidad forma parte del desarrollo evolutivo de cada individuo.
Las manifestaciones de la sexualidad y los signos de madurez sexual, menstruación, cambios de carácter, acercamiento a los jóvenes del sexo opuesto, masturbación, producen en los padres una gran angustia, pues no saben como manejarlos.
De la conducta que los padres adopten en el desarrollo sexual de las primeras etapas de la infancia, va a depender la confianza que sus hijos depositen en ellos y en su propia sexualidad. El niño quiere saber y exige la verdad a sus preguntas. A los padres les toca en esta etapa propiciar un desarrollo sano y armonioso de la personalidad, no es posible ignorar el sexo en esta formación. La educación sexual es un aspecto más de la educación y debe darse con naturalidad, sin perturbar el clima de confianza y comprensión que debe existir entre padres e hijos.
He aquí algunas Recomendaciones para Padres de cómo contestar a las preguntas sobre sexualidad planteadas por los niños:
1- Es conveniente que esté de acuerdo con su pareja, aunque difiera de ella, para impartir el mismo criterio informativo, pues las discrepancias al respecto, desorientan, especialmente a los niños pequeños.
2- Tenga sus propias ideas claras, pues así transmite lo que usted piensa y siente.
3- No asuma una actitud artificial, de solemnidad, de indiferencia, de misterio o crítica, ni adopte actitudes dramáticas, especialmente cuando se trate de hablar de situaciones de fecundación.
4- Cree un ambiente de confianza y de comprensión que estimule el diálogo objetivo y sincero, en el que el sentimiento del niño sea que la pregunta elaborada fue bien recibida por usted.
5- No posponga la pregunta, contéstela en el momento en que sea formulada, así sea reconociendo que desconoce la respuesta, luego busque información o consulte a su pediatra.
6- Las respuestas y palabras que Ud utilice, deberán depender de la pregunta planteada por el niño, y del grado de desarrollo evolutivo de éste.
7- Sea preciso, aténgase a la pregunta y no trate de ofrecer información que aún no le ha sido pedida. Chequee la pregunta.
8- No mienta ni utilice fábulas o respuestas vagas, como tampoco vulgarismos.
9- Exprese sus propias ideas, sin insistir que el niño las adopte. Pero es necesario tener en cuenta que él captará las aptitudes acerca del sexo, que existen en su familia y en la escuela. Es importante establecer una atmósfera de “respeto por” y no de “vergüenza por” el sexo.
10- No converse ante ellos sobre temas que no puedan entender o sobreentendidos.
11- Vigile sus lecturas, evitando el ocio prolongado, bríndeles oportunidades de distribuir el tiempo, entre juegos, deberes y actividades útiles.
12- Si tiene dudas de cómo manejar adecuadamente la sexualidad de su hijo, no dude en consultar con su pediatra.
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