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Diario del papá más feliz del mundo

Diario del papá más feliz del mundo 

¿Cómo se siente un hombre joven cuando su esposa le anuncia que está embarazada? Uno de ellos revela el misterio con todo detalle, incluyendo emociones, temores y pensamientos secretos. He aquí su diario... 




Sábado, octubre 25 
Me levanté muy tarde en la mañana -después de haber jugado dominó con algunos amigos hasta muy entrada la noche- y me senté frente a una taza de hojuelas de maíz con leche; mi esposa, muy solemnemente y sin anestesia, anunció su embarazo. Me quedé paralizado, en realidad no sé sí por el malestar o por la noticia. Lo habíamos intentado planificando sutilmente nuestros encuentros sexuales y atendiendo los consejos de algunas parejas amigas sobre el aumento de posibilidades que tienen los espermatozoides de fecundar al óvulo, si la mujer eleva las piernas y sostiene sus caderas, inmediatamente después de la eyaculación. Hacer el amor se nos había convertido más en un acto de circo que de deseo.
Jueves, noviembre 7
Hoy fue nuestra primera visita al ginecólogo obstetra. Según anunció con mucho protocolo, y teniendo en cuenta la fecha de la última regla de Estefany, el parto sería para los primeros días de julio. Logramos ver el "embrión" en una pantalla. Estefany se emocionó: "¡Mira ahí está nuestro bebé!"... A mí me pareció que estaba viendo un grano de maíz. ¿Qué sentimiento de paternidad podía despertarme esa visión?
Sábado, noviembre 23
Soñé que nuestro bebé era una niña y cuando desperté recordé su nombre, uno que jamás había oído: Dina Fabricia. No me importó que fuera el nombre más extraño e impronunciable del mundo. Decidí que, a menos que soñara otra vez con otro bebé cuya presencia me pareciera más contundente y real, MI hija sería Dina Fabricia, al menos para mí. Por supuesto Estefany jamás se enteró del sueño.
Martes, febrero 11
¡Por fin! las imágenes del ecosonograma nos mostraron señales vívidas: oímos el corazón, vimos su espina dorsal, la cabecita y unos dedos diminutos. Las piernas largas, claramente cruzadas, me hacen pensar que Dina Fabricia será una atleta o bailarina. De repente noto un pequeño promontorio entre las piernitas: ¿un pene? ¡No puede ser, Diana Fabricia es un niño!
Sábado febrero 15
Anoche, mientras veíamos televisión, yo acariciaba el vientre de mi esposa. Salté de tal manera cuando sentí pataditas de mi hijo, que ella se asustó. Después de gritar como loco "¡¡¡¡se mueve, se mueve!!!!", me sentí avergonzado...
Miércoles marzo 5
Estefany me invitó a una tarde de compras de prendas de bebé. No opiné, sólo la seguí y asentí a todo lo que ella escogió. De pronto me pareció absurdo que comprara camisas y monitos que parecían de muñeco. "¿No creerás que nuestro bebé va a caber ahí verdad?". Ella sólo rió y me dio un tierno beso en la mejilla. ¿Qué me habrá querido decir?
Sábado, marzo 8
Quise compartir con mi esposa una lectura sobre las hormonas y todo aquello que ha cambiado en su cuerpo desde que quedó embarazada. Al cabo de unos minutos, esos nombres complicadísimos me estaban aturdiendo y la única excusa que encontré para hacerme el loco, fue decir que me moría de la sed. A juzgar por lo que me demoré en la cocina, Estefany debió pensar que me había ahogado.
Jueves mayo 1
Entre los problemas de la oficina y los temores que me asaltan por el nacimiento del bebé, me estoy volviendo loco. Y encima, mi esposa me comunica su preocupación por las finanzas en casa. En la noche hallé la terapia más efectiva para ahuyentar las preocupaciones. Con mucha inspiración terminé de pintar el cuarto del pequeño y, de repente, me sentí feliz, como si nada en este mundo pudiera afectarme.
Domingo mayo 18
Sólo faltan seis semanas para el gran día. Los nervios me comen vivo pero aparento mucha tranquilidad frente a Estefany. Ha experimentado leves contracciones pero el médico dice que es normal. Para curarse en salud, el ginecólogo recomienda unas pastillas. El parto no debe adelantarse... así lo cree él pero mi preocupación se acrecienta: ¿está ocultando algo?
Sábado junio 8
Es mi cumpleaños pero Estefany no se siente bien como para celebraciones. Mis amigos y familiares que habían organizado una pequeña fiesta lo comprenden y se retiran. Yo llevé la torta al cuarto y juntos, sólo Estefany y yo, apagamos las velitas con las manos puestas en su vientre. El bebé se movió como nunca. Era la primera fiesta de tres que teníamos. ¿Qué más podía hacernos falta?
Martes, junio 10
Mi esposa está insoportable, irritable, impaciente. Dice que no puede respirar bien mientras duerme y que siente un cosquilleo permanente en las piernas. Duermo en una orillita de la cama. Realmente quisiera irme al sofá pero no me atrevo a dejarla sola. No debe ser fácil sentirse pesada y torpe. Secretamente me burlo de su forma de caminar agarrándose permanentemente la espalda.
Viernes julio 4
A las dos de la mañana, Estefany me despertó quejándose de dolores en el vientre. "Ya viene el bebé", dijo arqueándose de dolor. Por un segundo me quedé paralizado. El tantas veces pensado y ensayado momento había llegado y yo sólo atinaba a quedarme inmóvil como un idiota. Afortunadamente puede reaccionar y la ayudé a bañarse y vestirse. Las maletas para llevar a la clínica estaban listas en el carro desde hacía ¡dos meses!
Cerca de las 10 y 30 de la mañana nos encontrábamos juntos en una habitación de la clínica. Ella haciendo lo que el médico le indicaba y yo aferrado a su mano, tan aterrorizado que sentí que la sonrisa se me había petrificado en la cara. No podía poner los labios en su estado normal.
Entre contracciones, entradas y salidas de médicos y enfermeras, transcurrió una eternidad. El médico parecía preocupado y anunció la posibilidad de practicar una cesárea. Sentí que el corazón se me salía por la boca y corrí al pasillo para decir entre dientes y apretando los puños: "Dios, por favor haz que todo salga bien".
Finalmente estábamos en la sala de partos. Era el momento más importante en nuestras vidas. De repente vi la cabecita de mi bebé saliendo de entre las piernas de Estefany. Me impresionó ver cómo se abría su cavidad vaginal para darle paso al niño: la cabeza, los hombros, bracitos, piernas... ¡No podía creerlo, era real, estaba vivo, se movía agitando las manos como en señal de protesta...! De repente perdí la noción de la realidad y desperté dos horas más tarde en una salita contigua a la de partos. ¡Qué vergüenza, me desmayé delante de todos!
Lo último que recuerdo es que no quise tocar al bebé cuando la enfermera me lo acercó. Por cortesía con ella le eché una mirada y pensé cuán distintas resultaron mis fantasías de la realidad. ¿Qué pretendía, que saliera vestido y perfumado? ¡Era tan feo! Fue al otro día cuando me atreví a cargarlo y mi corazón se inundó de amor. ¡Es increíble, finalmente soy papá. El más feliz y orgulloso papá del mundo!

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