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Cuando el segundo hijo tarda en llegar

Cuando el segundo hijo tarda en llegar
Pamela tiene 34 años y una hija de 5. Se casó hace 6 años atrás con la intención de tener 2 niños con no más de 3 años de diferencia entre ellos.

Pero para Pamela, profesional altamente calificada, intentar el segundo hijo ha sido un camino largo y complicado. “Siempre lo postergo y otras veces me paso obsesionada contando los días, incluso tuve una pérdida.

Luego pensaba que quería estar bien profesionalmente hablando, con plata y no imponía en la AFP ni en la Isapre, así que era mejor esperar. Luego me contrataron y preferí no aparecer embarazada, así es que lo postergué otra vez. Cuando me fui del trabajo intentamos nuevamente tener un hijo, pero no estaba relajada y no lo logramos. Ahora estoy trabajando y debo postergar las intenciones porque no quiero fallar en la empresa, pero aún persiste mi inquietud sobre si tenemos problemas para concebir otro hijo”.

Pero Pamela no sólo vive el estrés de conciliar el tema profesional con las ganas, sino que además vive la culpa de no poder darle un hermanito a su hija. “Creo que ella está obsesionada y eso me da mucha pena y culpa, lo que aumenta mi estrés”.
El caso de Pamela es tal vez el más típico de postergaciones tras postergaciones para tener un segundo hijo. Sin embargo, a sus 35 años, la curva de fertilidad ha disminuido lo suficiente como para no hacer de todos los encuentros un posible embarazo.

Para la mayor parte de las personas, la infertilidad significa la incapacidad de tener hijos, aunque se trata de algo más complejo que eso. Una pareja puede no tener dificultades en concebir el primer hijo y después no lograr concebir el segundo. A esta condición se le llama infertilidad secundaria. Otras personas que han tenido hijos con parejas anteriores, se dan cuenta que no pueden concebir con su actual pareja.

Ellos vuelven a presentar una infertilidad primaria, ya que deben ser estudiados buscando las razones de por qué no han logrado concebir.

Aunque existen ahora muchos medios para ayudar a una pareja en estas condiciones, el costo emocional tal vez llegue a ser excesivamente alto, no sólo para la pareja sino para otros miembros de la familia, entre ellos, los hijos.
La infertilidad
Para el obstetra y ginecólogo de la Unidad de Reproducción Humana de la Pontificia Universidad Católica de Chile, doctor Rodrigo Macaya, la infertilidad es uno de los motivos de consulta ginecológica cada vez más frecuentes en nuestro país y el resto del mundo. Afecta aproximadamente del 10% al 15% de las parejas en edad reproductiva.

Se sabe que la tasa de embarazo en la población fértil menor de 35 años es cercana al 25% cada mes. Según el doctor Macaya, para entender mejor este concepto, “es lo que observaríamos si le solicitamos a 100 parejas que mantuviesen actividad sexual libre durante un mes, sin mediar anticoncepción de ningún tipo, entonces se obtendrían 20 a 25 embarazos en ese mes. Sin embargo, esta tasa no es acumulativa y no debe entenderse que la tasa de embarazo en 2 meses es del 50%. Lo que se observa en la raza humana es que la tasa de embarazo en un año de expuesto al riesgo, es del 85% y a los dos años del 92%”.

Basados en estos antecedentes se define infertilidad como la condición de una pareja que expuesta al riesgo de embarazo por más de un año, no lo logra.

Para los profesionales el desafío es averiguar por qué una pareja no está dentro de ese 85%. Una vez definida la condición de infertilidad, se intentará aclarar y definir un poco más a la pareja en estudio; si nunca ha logrado un embarazo, infertilidad primaria o si lo ha hecho, infertilidad secundaria. Pero lo más importante, primaria o secundaria no hace referencia a que una sea más grave que otra.
Causas y azares
La infertilidad secundaria es un fenómeno en aumento. Para el doctor Macaya “durante el transcurso de los años, el estilo de vida y las distintas prioridades que las nuevas parejas ponen en su vida, tienden a desarrollar primero su bienestar personal, dejando para el final el deseo de formar una familia y de tener hijos. Primero se quiere terminar los estudios, luego tener un buen trabajo, lograr algunos bienes materiales, luego formar una pareja y finalmente la búsqueda de los hijos”.

Por esto, según el obstetra, las mujeres retrasan el momento en que buscan su primer embarazo, habitualmente para después de los treinta años. “Es claro que uno de los principales puntos que definen la fertilidad de la pareja es la edad de la mujer y es más claro aún que, en general, la tasa de fertilidad en ella empieza una curva descendente después de los 30 a 35 años, siendo considerablemente menor después de los cuarenta años”. Por lo tanto, un segundo hijo sería aún más difícil de concebir.

Los momentos de estrés o tensión emocional dificultan la probabilidad de concebir un hijo. Sin embargo, para el doctor Macaya, “lo observado en medicina es referente a aquellos estados de estrés emocional intenso, como por ejemplo en una paciente con anorexia nerviosa o una competidora de alto rendimiento, en quienes los fenómenos fisiológicos que desencadenan una ovulación normal, se ven alterados”.

Pero el doctor Macaya reconoce también que todas las pacientes en tratamiento en las unidades de reproducción presentan un grado de estrés emocional, unas más y otras menos. Por esta razón, “el apoyo profesional con psicólogos juega un rol fundamental”.
El profesional recomienda en términos generales que cuando una pareja desea hijos y lleva más de un año intentándolo, es aconsejable consultar en una unidad de reproducción humana que trabaje con un equipo multidisciplinario, aún cuando ya tengan hijos previamente, y sobre todo si la edad de la mujer es superior a 35 años.
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