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ALIMENTACION INFANTIL ¡A comer se ha dicho!

¡A comer se ha dicho!
Fórmulas para lograr que tu niño acepte una dieta balanceada

Muchos niños no reciben la alimentación necesaria.
Cuando están chicos la responsabilidad es de los padres para que no crezcan con desórdenes alimenticios que desencadenen en problemas mayores.
Los alimentos “tradicionales” (leche, frutas, vegetales y pescado, entre otros) parecen estar perdiendo la batalla contra las “chuchis”
(chocolates, chicles y caramelos).
¿Cómo puedes hacer para que tus hijos coman de todo?
Equipo Editorial de Mis Niños y YO
En un día cualquiera, toda madre debe hacer las veces de “vendedor estrella” para lograr que el niño acepte la idea de que, además de ser necesarios, no todos los vegetales son feos ni saben mal. Hasta ahí, sólo 50% de la batalla ha sido ganada; todavía falta algo muchísimo más complicado: lograr que abra la boca y se coma el vegetal en cuestión. Es entonces cuando salen a relucir dotes histriónicas de los que nadie nunca tuvo conocimiento e, incluso, hasta alguno que otro truco de magia.
Ante la lucha monótona que se desata en la cocina todos los días, no pocas son las madres que tiran la toalla al tercer asalto y algunas, ni pasan del primero. Pero, sentimientos de culpa devienen: ellas saben que es importante que el niño mantenga una dieta sana, pero el problema estriba en que no saben cómo hacer para llevar la idea a cabo.

El ensayo y error siguen siendo la mejor manera para saber qué funciona mejor en la carrera contra la mala alimentación. ¡Ah! y la perseverancia también. A menos que quieras echar un vistazo a 15 sencillos consejos que te damos para hacer tu tarea más fácil.

1. Organiza un itinerario
Los niños necesitan comer cada tres o cuatro horas: tres comidas, dos meriendas y mucho líquido. Organizar estos eventos te da la oportunidad de seleccionar los alimentos más apropiados para cada ocasión, adelantándote al hambre de tu hijo.

2. Planifica las cenas
Si pensar acerca de un menú semanal te parece demasiado, comienza por dos o tres días a la semana. Una cena buena no tiene por qué ser cara, pero sí balanceada: pan, arroz o pasta; una fruta o vegetal; y una fuente de proteínas como la carne, el queso o los granos.

3. No prepares platos distintos para cada miembro familiar
Muchas madres caen en el error de preparar una cena para ellas y sus esposos y otra para los niños. Mucho mejor es preparar una cena familiar completa teniendo en cuenta los gustos de todos, así como la meta de crear una dieta balanceada que conlleve a una alimentación sana.

4. Muérdete la lengua
Así te cueste mucho, intenta no hacer comentarios acerca de cuánto de cada cosa están comiendo los niños. Sé tan neutral como puedas: recuerda que la mayor parte de tu trabajo está hecha al poner en sus platos una comida balanceada. Dale un poco de crédito a los niños y tal vez te sorprendas un día cuando veas que no ha quedado ni rastro de los alimentos que en un pasado no les gustaban.

5. Introduce nuevas comidas lentamente
Los niños suelen tener fobia a las nuevas comidas. Existen varias maneras de convencer al pequeño para que coma algún alimento nuevo. Puedes intentar decirle que sus papilas gustativas necesitan acostumbrarse a un sabor nuevo antes de que comience a gustarles. Otra opción, sobretodo para los más chicos, es utilizar algún personaje que tu hijo admire haciendo hincapié en que “él” siempre come todo tipo de alimentos.

6. Ensálsalo
Si a tu hijo no le gustan ni un poquito los vegetales, intenta servírselos con salsas. Las opciones son múltiples y lo más seguro es que encuentres alguna que sea de su agrado.

7. Haz que las mañanas cuenten
La mayoría de las familias no consumen suficiente fibra por día. El desayuno es la mejor comida para obtener la fibra que necesita la familia, sobretodo por el tipo de alimentos que se consumen en ese momento –pan, waffles, cereales, etc.

8. Ponle un poco de soya
Incluso si tu hijo no es alérgico a la lactosa, la leche de soya es una gran fuente de fitoquímicos. Es cierto que a la mayoría de los niños no les gustará la leche de soya, pero también lo es que no lo notarán si es parte de una receta sencilla como la avena, el puré de papa y las salsas.

9. Agrégale azúcar
Una sencilla fórmula para que tus hijos coman frutas y vegetales es agregarle una pizca de azúcar al alimento en cuestión. El tomate, la parchita o la zanahoria se convierten en experiencias nuevas para el niño por el cambio que produce un poco de azúcar.

10. Involúcralo en la cocina
Si le das la oportunidad de participar en la preparación de la comida, tu hijo se mostrará mucho más interesado en comerse lo que ha creado. Otra buena idea es llevarlo contigo al automercado y permitirle escoger los productos que necesitas.

11. Reduce la “comida chatarra”
Las comidas procesadas industrialmente contienen altos niveles de colorante y químicos que no benefician en nada al organismo. Recuerda que eres tú –no tu hijo– quien decide cuáles alimentos ingresan en casa y cuáles no. Si reduces la cantidad de “comida chatarra” que hay en la nevera y gabinetes, logras que tu hijo consuma más frutas, vegetales y granos.

12. Permite una tregua
Es necesario que de vez en cuando permitas que el niño coma chucherías: no todo puede ser aburrido en la vida. Es importante que no vea las chucherías como “alimentos prohibidos”: su fascinación por ellas crecerá.

13. Diviértanse
Mientras más creativa sea la comida, mayor variedad de alimentos comerá tu pequeño. Puedes prepararle panquecas con caras sonrientes y darle nombres graciosos o utilizar moldes de galletas con formas extravagantes para prepararle tortillas de brócoli, por ejemplo. Notarás que tu hijo se siente más dispuesto a comerse todo lo que le pongas en el plato, siempre que tenga formas y nombres inesperados.

14. Un modelo a seguir
Si estás constantemente a dieta o tienes malos hábitos alimenticios, lo que le estás diciendo a tu niño es que este tipo de comportamiento es normal. Sé honesta contigo misma acerca del mensaje que le envías a tus hijos.

15. Mantén el equilibrio
Ten en cuenta que lo que tu niño ingiera “entre comidas”, es importante. Unas cotufas en el cine o un helado en el centro comercial son algunos de los placeres de la vida. Intenta mantener un balance entre las “meriendas” fuera de casa y la comida saludable: tu hijo te lo agradecerá.
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