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El SEGUNDO MATRIMONIOS

LOS SEGUNDOS MATRIMONIOS

Dr Eduardo Hernández González.

Pediatra y Psicoterapeuta Conductual Infantil.


El aumento en la actualidad del número de divorcios, ha dado lugar a un nuevo patrón familiar: los segundos matrimonios, donde se incorporan a una familia, la figura del padre o madre complementario y de los hermanastros.

Los segundos matrimonios se consideran a menudo como una buena solución para los problemas de los hogares destruidos. Esto se debe a que la vida familiar se restaura a su patrón anterior, con dos progenitores que comparten la responsabilidad del cuidado y atención de los niños. Sin embargo, la reconstitución de un hogar destruido por la muerte de un integrante de la pareja o por el divorcio lleva consigo sus propios problemas y requiere adaptaciones difíciles para todos y en especial para los niños.

Aun cuando los segundos matrimonios pueden eliminar algunos de los problemas financieros del hogar destruido y evitar que se produzcan cambios radicales en el nivel de vida de la familia, los problemas interpersonales que se crean al introducir a una nueva persona a la familia en el papel de padrastro o madrastra, son a menudo tan serios que minimizan los efectos favorables.

Cuando se forma una segunda familia, sus miembros no tienen un historial común o no tienen el mismo modo de hacer las cosas; muchas veces sus creencias son muy diferentes. Además los niños pueden tener una lealtad dividida entre el padre o madre complementario (con quien viven) y el padre o madre biológico o fallecido, esto les crea conflictos que se traducen en alteraciones de conducta. Por otra parte los recién casados no han pasado suficiente tiempo juntos para adaptarse a la nueva relación.

Los problemas creados al tener un padre o madre complementarios en el hogar, para reemplazar al progenitor ausente, se deben a las actitudes y conductas de los recién llegados, de los niños y de los progenitores reales, es decir, todos y cada uno de los integrantes de la familia contribuyen en parte al tipo de relaciones familiares que se establecen. Sin embargo la mayor carga emocional la llevan los niños y es aquí donde debemos intervenir para evitar el sufrimiento en nuestros hijos.

He aquí algunas recomendaciones para lograr una mejor adaptación a la nueva familia:
· Antes de decidir formar una nueva familia, converse con sus hijos sobre el tema, la mayoría de las veces (dependiendo de la edad), ellos no estarán de acuerdo, pero le agradecerán haberlos tomado en cuenta. Destaque las fortalezas de su nueva pareja y su deseo de formar con el o ella una familia.
· Hable también con su nueva pareja sobre el rol que le toca asumir como padre o madre complementario y su compromiso de aceptar a sus hijos tal como son.
· Entienda que las primeras etapas de convivencia serán difíciles, ya que el afecto se establece con el tiempo.
· Motive en sus hijos y en su nueva pareja, la convivencia bajo el respeto de cada uno de los integrantes.
· No trate de forzar u obligar que se quieran de un momento a otro, con esto conseguirá alejarlos aun más.
· Entienda y haga entender a su pareja que éste debe ganarse el cariño y afecto del niño, ya que se está incorporando a la vida de la familia.
· Hágale saber a sus hijos lo importante que son para usted, y que su afecto hacia ellos no ha cambiado.
· Trate de no discutir con su pareja delante de los niños, utilice su habitación para esto, ya que en los pleitos conyugales, los hijos se pondrán del lado de su progenitor biológico, y verán a su pareja como “el malo de la película”.

Si usted no se siente seguro (a) de manejar la situación de una nueva familia, entonces solicite una ayuda especializada en el área, este especialista le enseñará herramientas para lograr una convivencia saludable.
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