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Vida de pareja

Dificultades de la vida en pareja

Por Roberto Colmenares
En muchas parejas los problemas son producto de la desinformación sobre los diversos aspectos de la relación: el conocimiento mutuo, la sexualidad, paternidad y maternidad, los hijos y la salud en general. Ante la desinformación, conceptos errados y el desconocimiento, conviene un ánimo curioso que debería compartirse con la pareja y los hijos, en caso de haberlos, en favor de una información adecuada, ya de medios especializados o fuentes profesionales, que redunde en beneficios para todos los miembros de la familia



Pareciera que a la tumultuosa dinámica actual no escapa el importante espacio que hombre y mujer escogen para entregarse al compartir común y la consecuente descendencia. Es muy posible que Ustedes hayan sentido alguna vez que sus relaciones no marchan por buen camino... A la preocupación debería preceder una mirada detallada a las probables causas para luego actuar de la manera más apropiada, sin olvidar, claro está, que cuando se trata de la pareja y la familia, es necesario tener en cuenta, además de los intereses particulares, los del otro y los hijos.
Estrés cotidiano
El cansancio, la prisa y las múltiples ocupaciones no hacen más que restar a la pareja la energía y el tiempo que deben ocupar en sí mismos. Y como consecuencias inmediatas tenemos el distanciamiento, la desatención a detalles básicos de la convivencia, el descuido del desarrollo de los pequeños y problemas sexuales como la insatisfacción. La vida en pareja exige tiempo y energía física y mental que permitan buena disposición y una actitud relajada.

Los hijos
Para las parejas que llevan largo tiempo de vida en común, la llegada de los pequeños puede significar un cambio brusco que, a fin de evitar contrariedades posteriores, conviene internalizar antes de que el llanto infantil se convierta en causa de desajustes. La crianza de los hijos supone una mayor responsabilidad que, sumada a la reducción de la privacidad, puede dar lugar a reproches por la desviación de todo el afecto hacia el recién llegado, así como la pérdida de espontaneidad, por ejemplo, en el acercamiento sexual. En todo caso equilibrar los sentimientos, además de la planificación, es la clave para que la pareja no se sienta amenazada por su descendencia.

La rutina
Luego de que hombre y mujer han consolidado un hogar, la vida en pareja puede convertirse en rutinaria en parte por la dejadez que impide que nuevas ideas surjan para disfrutar los fines de semana, planificar las vacaciones y hasta en el momento de hacer el amor. La sorpresa, el ingenio y la creatividad deberían ser parte de un ejercicio continuo de manera que la cotidianidad no sea sinónima de rutina.

Presiones sociales
Sin ánimo de desvirtuar la voluntad individual, es innegable que la sociedad modela ciertas actitudes que, en entornos como el nuestro, no hacen más que deformar la esencia de la vida de la pareja. Prejuicios sobre los roles masculinos y femeninos, la disciplina de los hijos, mitos sexuales, así como dogmas religiosos y familiares, en no pocas oportunidades hacen que los integrantes de la pareja asuman la relación entre sí y con los hijos de forma incorrecta.



Físico por dentro y por fuera

Si bien son comprensibles enfermedades como la obesidad, diabetes, hipertensión arterial, cardiopatías y otras dolencias orgánicas, es incomprensible la ausencia de tratamientos médicos que garanticen el control de tales afecciones. También es inexplicable el descuido de la apariencia física que, además de ser posible síntoma de tensiones psicológicas no resueltas, puede afectar negativamente en el juego de seducción que se debe mantener a lo largo de la vida en pareja y que depende en buen grado del físico.



Mente bloqueada
Una fuente importante de desarmonía entre hombres y mujeres está en las dudas, miedos y temores hacia la vida en pareja y familiar. Y si a éstos sumamos diferencias en los gustos sexuales, sentimientos de culpa, discusiones y riñas por tensiones no canalizadas, los problemas que ponen en peligro la unión acordada son la consecuencia más inmediata.
Así que no olvidar...
1. Asesoría prenupcial. Abordar de manera sistemática los aspectos más importantes de la vida en pareja a partir de información adecuada y ayuda especializada
2. Educación sexual. Y no sólo para conocer el cuerpo masculino y femenino, sino también para comprender su funcionamiento y permitirse un aprovechamiento óptimo y correcto de los mismos.
3. Comunicación. Sinceridad y cero tabúes como bases del intercambio que han de mantener los miembros de la pareja y el resto de la familia
4. Salud física y mental. Ojo con la higiene personal, el peso y la apariencia física, además del cuidado de los estados emocionales

ALIMENTOS PARA EL AMOR
Centremos atención en la vida íntima de la pareja y en una gran verdad: Nuestros cuerpos son maravillosos instrumentos para dar y recibir placer y satisfacción, amor y alegría a nuestro ser querido. Dadas las diferencias naturales entre una y otra persona, y a que cada de unos nosotros la complacencia nos llega por vías particulares, conviene atender la manera cómo nos relacionamos sexualmente con nuestra pareja, partiendo de la premisa que ha de ser el amor mutuo la motivación fundamental, y que como tal necesita de estímulos que lo hagan fortalecerse.

Empecemos por imaginar que no existen barreras sentimentales, mentales, corporales sociales o culturales que nos impidan...
1. Amar profundamente a nuestra pareja. Entregarse sinceramente y borrar distinciones entre "tú" y "yo", "tuyo" o "mío" en pro de una relación armoniosa.
2. Entregarse al disfrute pleno y consciente de cada momento que compartamos en pareja. Olvidarse del tiempo, descolgar el teléfono y dejar para después todo problema que produzca la ansiedad que impida un momento único.
3. Hacer de nuestros sentidos ávidos receptores de sensaciones placenteras.
4. Hacer del encuentro sexual el momento anhelado por dos amantes que se regalan con espontaneidad y recíprocamente placer y alegría. Cuando el amor es mutuo nada puede ser malo o impuro. Propiciar un ambiente erótico, agradable y exquisito: esencias, baños relajantes, música, masajes, fragancias, ropa sugestiva...
5. Dar utilidad al conocimiento que tenemos de nuestros cuerpos y sus zonas más sensibles. Hacer que nuestro ser querido sea partícipe de ese goce con naturalidad y entusiasmo.
6. Aprender a controlar nuestras respuestas sexuales a favor de un disfrute de mayor intensidad y gratificación.
7. Divertirse al máximo. La seriedad de la vida en pareja no elimina los beneficios de una risa saludable y siempre oportuna. La rigidez no conduce a ningún lado y las tensiones pueden liberarse compartiendo una cena exquisita, o la experiencia de un buen libro o película, y por qué no bailar al ritmo de temas preferidos.

La imaginación es fundamental, así como la consideración de que el encuentro sexual es otra manera de materializar el amor que comparte la pareja. Sentimientos de respeto y la preocupación por el disfrute recíproco son el preámbulo a un placer tan intenso que arranca cuando las miradas se encuentran, cuando las pieles se rozan, los aromas corporales se perciben y los dedos empiezan a acariciar los cabellos...

¡Celos, adiós!
TE AMO, CONFÍO EN TI

A ellos los más diversos artistas y pensadores han dedicado por lo menos un pensamiento a lo largo de toda la historia. Dichos, refranes, poemas, escritos y ¡hasta canciones! podemos encontrar en los que están presentes las cinco letras de la discordia: c-e-l-o-s. Refugio de temores, ignorancia e inseguridades, basta atender a las siguientes frases para comprender que los mismos parecieran ser parte de la naturaleza humana...

"Los celos son una falta de estima por la persona amada" Yván Bunin
"El que es celoso, no es nunca celoso por lo que ve, con lo que se imagina le basta" Jacinto Benavente
"El celoso ama más, pero el que no lo es ama mejor" Jean Baptiste Poquelin, Moliere
"Los celos se alimentan de dudas. Los celos nacen siempre con el amor, pero no siempre mueren con él" François La Rochefoucauld
Al margen de estas consideraciones "filosóficas", en un plano más práctico caemos en cuenta de que los celos, por sí mismos, no son propios de la conducta humana, más sí lo son la desconfianza, el desconocimiento y el egoísmo hacia la persona que decimos querer, pero que en realidad pretendemos como una propiedad nuestra. Los celos son el peor enemigo y precursor del temor a perder el amor, y para vencerlos basta entender que no somos dueños de nadie, que debemos respetar la libre elección de los demás. Está demostrado que quienes no tienen en los celos las excusas para ocultar inseguridades, y que por el contrario dedican confianza a su pareja, a la que brindan libertad de acción al tiempo que la exigen para sí, nunca sienten amenazados sus sentimientos de amor. Así, el afecto del otro sólo se pierde por desconfianza, por celos y por estados de angustia; de ser dominados, prevalece el amor en y hacia el otro.
Los episodios de celos en las parejas deberían servir para revisar el estado emocional de uno y otro, especialmente de aquél que se siente presa de sospechas infundadas. Conviene revisar si éstos revelan el temor a no valer nada como persona, o indican la necesidad de probar que serán los otros, y no uno mismo, los que se llevarán la recompensa y aprobación de los demás.
Entre las alternativas para luchar contra los mal llamados "sentimientos" está la autoestima: si uno no es capaz de amarse a sí mismo, no podrá creer en que es digno de ser amado y amar a otros. Conviene, pues, quitar esa mirada acusadora de la persona amada y volcarla hacia el interior de nosotros mismos. Y si logran aflorar las raíces de los celos, basta con limpiar el alma de resentimientos y entregarse al disfrute de la vida en pareja, confiados en que el desarrollo de la seguridad mental y espiritual está a la vuelta de la esquina.

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